viernes, 28 de diciembre de 2007

Feliz Año

martes, 25 de diciembre de 2007

sábado, 22 de diciembre de 2007

Fragmento diario de Anaïs Nin

Comparto con todos algo de esta interesante escritora francesa que como tantos de nosotros buscaba un mundo ideal

"Cualquier forma de amor que encuentres, vívelo. Libre o no libre, casado o soltero, heterosexual u homosexual, son aspectos que varían de cada persona."

"Nunca me he tomado la molestia de describirme en el Diario, tiene gracia hablar con alguien sin decirle quién se es. Ahora voy a cumplir ese pequeño deber.

"Soy Ángeles, Anaïs, Juana, Antolina, Rosa, Edelmira Nin y Culmell. Tengo doce años y estoy bastante alta para mi edad, todo el mundo lo dice. Soy delgada, tengo los pies grandes y las manos también, con los dedos largos, que suelo crispar por nerviosismo. Tengo la cara muy pálida, unos grandes ojos castaños, perdidos, y temo que revelen mis insensatos pensamientos. La boca grande, me río muy mal, y sonrío regular. Cuando me enfado, hago una mueca con los labios. En general estoy seria, un poco distraída. Mi nariz es un poco Culmell, quiero decir, un poco larga, como la de la abuela. Tengo el pelo castaño, no muy claro, que me llega un poco por debajo del hombro. Mamá dice que son mechas, y yo siempre las oculto en una trenza o recogiéndomelo con una cinta. Mi carácter: me enfado con facilidad, no puedo soportar la menor broma, pero me gusta hacerlas. Me gusta el trabajo; adoro a mamá y a papá y por encima de todas mi tías y todo el resto de mi familia, sin contar mamá, papá, Thorvald y Joaquinito, quiero mucho a mi abuela. Me encanta leer y escribir es una pasión."

"Creo firmemente en Dios y en todo lo que Dios me dice a través de la Santa Iglesia. Siempre recurro a la oración. Me cuesta tomar afecto, y sólo consigo querer a la gente que me parece igual que yo. Soy francesa, una francesa que ama, admira y respeta su país, una verdadera francesa. Siento admiración, aunque no tan fuerte, claro, hacia España y sobre todo hacia Bélgica. Mis pensamientos, el Diario los conoce tan bien como yo, incluso mi retrato." (20 de Mayo de 1915)

"Siempre creí que era la artista que llevo dentro la que hechizaba. Creía que era mi casa esotérica, los colores, las luces, mis vestidos, mi trabajo. Siempre estuve dentro de la concha de la gran artista que trabaja, temerosa e inconsciente de mi poder. ¿Qué ha hecho el doctor Allendy?. Ha dejado de lado a la artista, ha manejado mi alma interior, sin sus antecedentes, sin mi creación. Incluso me ha inquietado su desinterés por la artista y me asombra que se haya apoderado así de mí, tan dépuillée de artificios, de ropajes, de encantos, de elixires." (23 de octubre de 1932)

"No tengo ninguna moralidad. Sé que la gente se horroriza, pero no yo. Ninguna moralidad mientras el daño hecho no se manifieste por sí mismo. Mi moralidad no se reafirma cuando me enfrento con el dolor de un ser humano..."

"Me fui a mi cuarto, envenenada. Soplaba incesante el mistral, seco y cálido. Así llevaba días, desde que llegué. Destrozaba mis nervios. No pensé en nada. Me sentía dividida, esa división me mataba, la lucha por sentir la alegría, una alegría inalcanzable. La irrealidad opresiva. De nuevo la vida retrocediendo, eludiéndome. Tenía al hombre que amaba en mis pensamientos; lo tenía en mis brazos, en mi cuerpo. El hombre que busqué por todo el mundo, que marcó mi niñez y me perseguía. Había amado fragmentos de él en otros hombres: la brillantez de John, la compasión de Allendy, las abstracciones de Artaud, la fuerza creativa y el dinamismo de Herny. ¡Y el todo estaba allí, tan bello de cara y cuerpo, tan ardiente, con una mayor fuerza, todo unificado, sintetizado, más brillante, más abstracto, con mayor fuerza y sensualidad! Este amor de hombre, por las semejanzas entre nosostros, por la relación de sangre, atrofiaba mi alegría. Y de este modo, la vida hacía conmigo su viejo truco de disolución, de pérdida de lo palpable, de lo normal. Soplaba el viento mistral y se destruían las formas y los sabores. El esperma era un veneno, un amor que era veneno..." (Escrito en julio de 1933 en Chamonix a partir de notas tomadas en junio de ese mismo año sobre las vacaciones con Le Roir Soleil y Anaïs en Valescure.)

"Habría querido terminar mi diario sin la confesión de un amor prohibido. Por lo menos, quería que mi amor incestuoso quedara sin escribir. Había prometido a mi Padre el más absoluto secreto. Pero una noche, aquí en el hotel, cuando me di cuenta de que no había nadie para hablarle de mi Padre, me sentí ahogada. Y empecé a escribir otra vez, mientras Henry leía a mi lado. Era inevitable. No podía eliminar mi diario cuando alcanzaba el clímax de mi vida, en el preciso momento en que más lo necesitaba para conservar mi sinceridad, por grande que fuera mi crimen." (2 de julio de 1933)


miércoles, 19 de diciembre de 2007

Janis Joplin

Antes del postre ,vamos a escucharla.
Su voz, su fuerza, diria,mmm..... su actitud.
Forma parte de mis primeras páginas auditivas.
Me siento en el patio, bajo la parra, cierro los ojos y disfruto. La verdad..... fue única!

martes, 18 de diciembre de 2007

Cuento de Navidad


Ray Bradbury

El día siguiente sería Navidad y, mientras los tres se dirigían a la estación de naves espaciales, el padre y la madre estaban preocupados. Era el primer vuelo que el niño realizaría por el espacio, su primer viaje en cohete, y deseaban que fuera lo más agradable posible. Cuando en la aduana les obligaron a dejar el regalo porque pasaba unos pocos kilos del peso máximo permitido y el arbolito con sus hermosas velas blancas, sintieron que les quitaban algo muy importante para celebrar esa fiesta. El niño esperaba a sus padres en la terminal. Cuando estos llegaron, murmuraban algo contra los oficiales interplanetarios.

-- ¿Qué haremos?

-- Nada, ¿qué podemos hacer?

-- ¡Al niño le hacía tanta ilusión el árbol!

La sirena aulló, y los pasajeros fueron hacia el cohete de Marte. La madre y el padre fueron los últimos en entrar. El niño iba entre ellos, pálido y silencioso.

-- Ya se me ocurrirá algo --dijo el padre.

-- ¿Qué...? --preguntó el niño.

El cohete despegó y se lanzó hacia arriba al espacio oscuro. Lanzó una estela de fuego y dejó atrás la Tierra, un 24 de diciembre de 2052, para dirigirse a un lugar donde no había tiempo, donde no había meses, ni años, ni horas. Los pasajeros durmieron durante el resto del primer "día". Cerca de medianoche, hora terráquea según sus relojes neyorquinos, el niño despertó y dijo:

-- Quiero mirar por el ojo de buey.

-- Todavía no --dijo el padre--. Más tarde.

-- Quiero ver dónde estamos y a dónde vamos.

-- Espera un poco --dijo el padre.

El padre había estado despierto, volviéndose a un lado y a otro, pensando en la fiesta de Navidad, en los regalos y en el árbol con sus velas blancas que había tenido que dejar en la aduana. Al fin creyó haber encontrado una idea que, si daba resultado, haría que el viaje fuera feliz y maravilloso.

-- Hijo mío --dijo--, dentro de medía hora será Navidad.

La madre lo miró consternada; había esperado que de algún modo el niño lo olvidaría. El rostro del pequeño se iluminó; le temblaron los labios.

-- Sí, ya lo sé. ¿Tendré un regalo? ¿Tendré un árbol? Me lo prometisteis.

-- Sí, sí. todo eso y mucho más --dijo el padre.

-- Pero... --empezó a decir la madre.

-- Sí --dijo el padre--. Sí, de veras. Todo eso y más, mucho más. Perdón, un momento. Vuelvo pronto.

Los dejó solos unos veinte minutos. Cuando regresó, sonreía.

-- Ya es casi la hora.

-- ¿Puedo tener un reloj? --preguntó el niño.

Le dieron el reloj, y el niño lo sostuvo entre los dedos: un resto del tiempo arrastrado por el fuego, el silencio y el momento insensible.

-- ¡Navidad! ¡Ya es Navidad! ¿Dónde está mi regalo?

-- Ven, vamos a verlo --dijo el padre, y tomó al niño de la mano.

Salieron de la cabina, cruzaron el pasillo y subieron por una rampa. La madre los seguía.

-- No entiendo.

-- Ya lo entenderás --dijo el padre--. Hemos llegado.

Se detuvieron frente a una puerta cerrada que daba a una cabina. El padre llamó tres veces y luego dos, empleando un código. La puerta se abrió, llegó luz desde la cabina, y se oyó un murmullo de voces.

-- Entra, hijo.

-- Está oscuro.

-- No tengas miedo, te llevaré de la mano. Entra, mamá.

Entraron en el cuarto y la puerta se cerró; el cuarto realmente estaba muy oscuro. Ante ellos se abría un inmenso ojo de vidrio, el ojo de buey, una ventana de metro y medio de alto por dos de ancho, por la cual podían ver el espacio. el niño se quedó sin aliento, maravillado. Detrás, el padre y la madre contemplaron el espectáculo, y entonces, en la oscuridad del cuarto, varias personas se pusieron a cantar.

-- Feliz Navidad, hijo --dijo el padre.

Resonaron los viejos y familiares villancicos; el niño avanzó lentamente y aplastó la nariz contra el frío vidrio del ojo de buey. Y allí se quedó largo rato, simplemente mirando el espacio, la noche profunda y el resplandor, el resplandor de cien mil millones de maravillosas velas blancas.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Lole y Manuel



Dime.............
se los dedico

viernes, 7 de diciembre de 2007

Deseo.......


...En la mitad de su vida, esta mujer gusta de creer a menudo que tiene que salir de la línea de fuga de las otras mujeres, que han arribado a ella con los pechos y los hijos colgantes, para viajar a un país más fecundo, donde a uno le sequen las lágrimas más cuidadosamente. Esta unida idolátricamente a si misma, y gusta de hacer todos sus viajes, como si fueran organizados, al mundo circunspecto de las pasiones. Se encuentra consigo misma donde quiere, y al mismo tiempo huye de si misma, porque en cualquier otro sitio podría haber un encuentro más grandioso con su interior, en el que se sentara en las nubes y de benditos vasos solamente pudiera echarse al coleto mas de sus sentimientos. Es tan volátil como una unión que se puede romper en cualquier momento.
Algo parecido pasa con el arte y con lo que nosotros sentimos acerca de él, cada uno algo distinto, la mayoría nada y sin embargo todos estamos de acuerdo en rascar lo más profundo de nosotros y presentárselo al otro, a medio cocer, para que lo engulla. Salimos de nuestra hornilla como un incendio doméstico. Como en una pista esquí, perseguimos demasiado deprisa nuestras necesidades, el sol brilla, y nuestros salones, en los que hervimos sobre todo de ansia de vivir, encima tiene buena calefacción. Todo es ardiente y lleno de espíritu, que calentado por llamitas se alza sobre nosotros para que los demás lo vean. De pronto caemos, porque nos falta el suelo bajo los pies, nos enamoramos y tenemos exigencias cada vez mas infundadas que plantear a nuestras parejas. Qué felices nos hace correr por las montañas en muchas figuras,hasta que ardemos nuestros gorros de dormir.

....... " Un nostálgico manantial debe fluir de la mujer, espera el joven,y, tumbado satisfecho boca abajo, hostiga a las hormigas en su hormiguero con un palito. Los ágiles animalitos salen y echan a volar en todas direcciones. Son difíciles de atrapar , pero a veces, como los sueños vienen sin ser llamados.Entonces se puede meter el tosco bloque y depositar una carga. Los cuerpos deben arder siempre. De eso nos encargamos con todo lo que tenemos, sólo para que el sexo vibre un poco, no podemos dejarlo en paz, hay que andar prendiendo siempre con el mechero. Los troncos que antes parecían seguros han de ser abatidos sólo para que abramos los brazos y podamos recalentar y tragar una y otra vez la vida, que de todas formas nos han regalado. Y los exiguos ríos de vida de la mujer, que pronto terminan, buscan siempre una segunda corriente, con el mayor arrastre posible, con la que poder fluir, en común, una hermosa serie de señales de amor, tendidas como banderas; y pilas en las que los animales meten la lengua o son engañados por la electricidad con sus propios fluidos"..............
Edfriede Jelinnek nacida en Austria en 1946 premio nóbel en el 2004 Su obra radical, provocativa e impregnada de música, desenmascara las hipocresías de la sociedad contemporánea y su sexualidad enfermiza

miércoles, 5 de diciembre de 2007

"Lo que importa es saber quién soy."



-Ah, la gran incognita"- dijo el doctor- Has pensado en todas las puertas que se han cerrado por la noche y que han vuelto abrirse?
¿En todas las mujeres que han mirado aqui y allá con lámparas como tú deslizandose sobre pies ligeros , andando como mil ratones por aquí y por allá , ora de prisa, ora despacio, unas parándose detrás de la puerta , otras tratando de encontrar las escaleras, todas buscando o dejando su cebo, en una rendija, en un sofá, en el suelo, detrás de un armario; y en todas las ventanas grandes y pequeñas desde las que el amor y el miedo han atisbado relucientes y con lágrimas?Pon esas ventanas una al lado de la otra y la vidriera daría la vuelta al mundo. Reúne esos mil ojos en uno solo y taladrarías la noche con el gran foco ciego del corazón"

.." la noche, a diferencia del día -que es meditado y calculado- no es premeditada, y cuando un hombre se acuesta, su Identidad ya no le pertenece, su "confianza" lo abandona y su "voluntad" se trastrueca: depende de otra voluntad. Su angustia es terrible y anónima. Duerme en una ciudad de tinieblas: dormimos en un polvo de eternos reproches contra nosotros mismos, "llenos hasta la garganta de los nombres con los que hemos bautizado la desdicha. La vida: las praderas en que la vida recoge y rumia el alimento que nutre nuestra deseseperación". Djuna Barnes