sábado, 10 de noviembre de 2007

Creador del realismo sucio


"¿Y conseguiste lo que
querías en esta vida?
Lo conseguí.
¿Y qué querías?
Considerarme amado, sentirme
amado en la tierra".
Raymond Carver (25 de mayo, 1938 — 2 de agosto, 1988), escritor estadounidense, Los libros de Carver están formados por relatos cortos que reflejan los dramas aparentemente más triviales, las catástrofes silenciosas de la gente más común, que poseen la capacidad de provocar una impresión fortísima, una indeleble conmoción. Dotado de un apreciable escepticismo y resentimiento, mediante una técnica escueta y directa, carente de adornos estilísticos, casi minimalista, dibuja una gama de anónimos perdedores de una sociedad que parece haberse olvidado de ellos: desempleados, alcohólicos, divorciados, seres solitarios que van hacia la deriva y que no tienen otra cosa que hacer sino mirar la televisión, evitando mirar a su propio interior y comprobar que no son más que sombras cargadas de desesperanza. En 1988, cuando estaba en su mejor momento, porque había dejado de beber, tenía una estimulante relación amorosa con la poeta Tess Gallagher y se había convertido en el mejor cuentista vivo estadounidense, se le detectó un cáncer de pulmón. Murió en Port Angeles, Washington ese mismo año.
......"El mundo es una amenaza para muchos de los personajes de mis historias. La gente que elijo para escribir siente una amenaza, y creo que la mayoría de la gente siente al mundo como un lugar amenazante".

"Trabajé en los cuentos de De qué hablamos cuando hablamos de amor, hasta un límite en que no lo había hecho con las historias que había escrito antes. Después de poner el libro en las manos de mi editor, no escribí nada por seis meses. Y después, la primera historia que escribí fue Catedral, que yo siento que es totalmente diferente en la concepción y en cómo fue escrito con los cuentos anteriores. Supongo que reflejé el cambio que se había producido en mi vida".

"Casi todos los personajes de mis historias llegan al punto en que se dan cuenta de que el compromiso que les dieron juega un rol muy importante en sus vidas. Entonces en un único momento de revelación cambian la rutina de sus días. Es un fugaz momento en el que no quieren más el compromiso. Y después de todo ellos comprenden que nada cambió realmente".

"Las circunstancias de mi vida con esos niños dictaban otra cosa. Decían que si quería escribir algo, y terminarlo, e incluso que si quería sentir alguna satisfacción con una obra concluida, tenía que limitarme a cuentos y poemas".

"Es posible, en un poema o en un cuento, escribir sobre cosas y objetos comunes y corrientes usando un lenguaje común y corriente pero preciso, e impartirles a esas cosas -una silla, una cortina, un tenedor, una piedra,un arete de mujer- un poder inmenso, incluso perturbador".

"Tú no eres tus personajes, pero tus personajes sí son tú".

"Todo es importante en un relato, cada palabra, cada signo de puntuación. Creo mucho en la economía dentro de la ficción. Algunas de mis historias como "Vecinos" fueron tres veces más largas en sus primeros borradores. Me gusta realmente el proceso de reescribir".

Poema
Donde el Agua se Encuentra con Otras Aguas



Me gustan los arroyos y su música.

Y los riachos en los claros del bosque y en las colinas, antes

que se conviertan en arroyos.

Quizá me gustan tan intensamente

por su intimidad. Pero, ¡casi olvido

decir algo de las fuentes!

¿Puede haber algo más maravilloso que un manantial?

Pero los grandes arroyos ganan también mi corazón.

Y aquellos lugares donde desembocan en los ríos.

Y las bocas abiertas de los ríos, donde se reúnen con

el mar. Lugares donde el agua se encuentra

con otras aguas. Esos lugares brillan

en mi mente como lugares sagrados.

¡Y esos ríos de la costa!

Los amo como algunos hombres aman a los caballos,

o a las mujeres llenas de encanto. Hay algo especial

en estas aguas frías y rápidas.

Sólo mirarlas hace que mi sangre corra

y que mi piel se estremezca. Podría sentarme

y mirar estos ríos durante horas.

Ninguno de ellos en especial.

Hoy cumplo 45 años.

¿Me creería alguien si dijera

que alguna vez tuve 35?

¡Mi corazón vacío y seco a los 35!

Cinco años más debieron pasar

antes de que palpitara otra vez.

Me tomaré todo el tiempo que tenga ganas esta tarde,

antes de abandonar mi lugar al borde del río.

Me gustan, ríos encantadores.

El placer de sentir su curso hasta

el nacimiento.

De todo lo que me hace crecer.
Raymond Carver

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